HUBO UN TIEMPO DÓNDE SE ERA (1)

  Cuca, 57

Hubo un tiempo al principio de los tiempos donde el sol no ardía, los lagos eran un manto verde donde se podía flotar en estado gaseoso y convertirte en nube, donde el 0 tenía el valor del infinito, donde la A se deslizaba sobre la S como en una montaña rusa y salía rodando para convertirse en una roca que Sísifo subía a lo alto de una montaña donde no se caía. Hubo un tiempo donde los unicornios tenían escamas, donde no había cielo ni invierno, infierno en el hielo, donde todo era un sueño, un sueño pero no un limbo de almas perdidas, sino que podían cambiar de forma a su antojo y experimentar ser una amatista que se convertía en flor de loto, con aroma a lavanda, con retorno. Hubo un tiempo donde no había juicio ni culpa, miedo ni queja, donde cada ser era libre para ser, sin más, ser lo que quisiera, donde morir era nacer de la misma u otra forma, donde nacer era empezar a morir, pero el tiempo no existía, donde todo era pura vida. Hubo un tiempo donde todo era tu familia, donde no existía la soledad sentida, donde el Amor infinito rodeaba la cintura de los *****s y la fusión de sus cuerpos daba lugar a una nueva vida, de gelatina, de lobo blanco, de álamo vítreo que la luz fundía en blanco azulado, o gris perlado. Hubo una tiempo donde las ranas se convertían en princesas y los príncipes en sapos, los dragones eran los que te traían la compra a casa por un beso y avergonzados se iban al bosque a cambiar de piel y convertirse en unicornios, donde la desnudez era natural y todos los seres se acercaban al calor de las hogueras cuando hacía frío. Hubo un tiempo donde se cazaba por necesidad y de los huesos de los cadáveres florecían los rosales, donde las espinas recordaban que la belleza estaba unida a un sacrificio que alimentaba la belleza de sus flores, que olían a césped recién cortado, donde todo era lo que era porque quería serlo, donde no había dualidad y cada elemento podía adoptar la forma que quisiera y el olor que inventara. Hubo un tiempo donde cada pensamiento se hacía realidad, donde el mundo de los sueños era fácil de materializar, donde ir a Egipto con el pensamiento era posible, donde no había Babel en las formas ni en los pensamientos y las palabras no eran necesarias. Hubo un tiempo donde todo era posible y de repente, desperté.