Ve; suspiro.
Latido prófugo que escapaste
de la ajada prisión de mi pecho.
Aliento amoroso, fugitivo esquivo
de la férrea voluntad del espíritu.
Ve; lloroso hijo del céfiro.
Sé mensajero de mi pasión doliente.
Sé tenue eco de mis lamentos.
Sé testimonio del contenido beso
que en mis labios murió blandamente.